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2021 fue uno de los 7 años más cálidos jamás registrados

La ola de calor que se siente en Tarija y todo el entorno del Gran Chaco no es un fenómeno aislado sino el principal elemento tangible de que el cambio climático está en marcha y que sus efectos serán devastadoresREPORTAJES

  • IPS y Redacción Central
  • 20/01/2022 00:00
  • Fuente: El País de Tarija.

Toda la cuenca alta del río de La Plata, donde se incluyen las cuencas de los ríos Pilcomayo y Bermejo, atraviesan una temporada de altísimas temperaturas, aplacadas solo por las lluvias torrenciales que aparecen como episodio violento. Así, en diferentes municipios del Gran Chaco Americano, que comprende parte de Bolivia, pero sobre todo Paraguay y Argentina, se están registrando las más altas temperaturas en décadas.

El Gran Chaco Americano es la segunda región biogeográfica más importante de América del Sur después de la Amazonía y sirve de puente entre el Pacífico, los Andes y el Atlántico. Un lugar donde viven más de siete millones de personas y un inmenso mosaico de culturas originarias y de distintos pueblos con gran diversidad de lenguas y de expresiones culturales y espirituales muy ricas que sostienen fuertes lazos con el ambiente, el cual se constituye como su principal fuente de vida.  Sin embargo, este territorio en las últimas décadas ha estado sometida a una fuerte intervención humana, como la urbanización y los desmontes o la depredación hidrocarburífera, llevando los ecosistemas a condiciones de alta fragilidad.

Esta región es considerada la más vulnerable a las adversidades del cambio climático en América Latina, con efectos en la erosión de suelos, en la desertificación y en el régimen hidrológico. Los estudios de vulnerabilidad climática del Gran Chaco prevén importantes impactos en las próximas tres décadas, particularmente por el mayor riesgo de sequías e inundaciones según las distintas zonas y el aumento de los fenómenos climáticos extremos.

El extremo calor de estos días es tal vez el principal síntoma del cambio climático, de que las advertencias van en serio, pues esta nueva variabilidad climática ya está afectando a las poblaciones y a sus sistemas productivos, con pérdida de agroproductividad, la reducción de la calidad y la disponibilidad del agua, desbordes de ríos, incendios y el resto de desastres que cada año azotan el territorio. Pero nada cambia demasiado.

Un fenómeno mundial

El año pasado fue uno de los siete más cálidos de que se tenga constancia, a pesar de que episodios del fenómeno La Niña supusieron una reducción transitoria de las temperaturas medias mundiales desde 2020, indicó este miércoles 19 un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Esos episodios “hicieron que, en comparación con los últimos años, el calentamiento experimentado en 2021 fuera relativamente menos pronunciado. Aún así, fue más cálido que años anteriores en los que los efectos de La Niña se dejaron sentir”, dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

El año 2021 “será recordado por la temperatura récord de casi 50 grados registrada en Canadá, comparable a los valores que se observan en el caluroso desierto sahariano de Argelia, y por la excepcionalidad de las precipitaciones y las inundaciones mortales que azotaron Asia y Europa”, comentó Taalas.

También “por la sequía que castigó partes de África y América del Sur”, dijo Taalas, pues “los impactos del cambio climático y los peligros debidos al clima tuvieron efectos devastadores que alteraron la vida de las comunidades en todos los continentes, agregó.

Según el reporte “todo apunta a que el calentamiento global, así como otras tendencias de cambio climático a largo plazo, se mantendrán a raíz de los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero que capturan el calor en la atmósfera”.

En 2021, la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,11 grados centígrados los niveles preindustriales (1850-1900), y así se trató del séptimo año consecutivo (2015-2021) en el que la temperatura mundial ha superado en más de un grado Celsius los niveles de la era preindustrial.

Los siete años más cálidos se han dado todos desde 2015, y los tres primeros lugares de la clasificación corresponden a 2016, 2019 y 2020. El episodio de El Niño excepcionalmente intenso que se produjo en 2016 contribuyó a un calentamiento medio mundial sin precedentes.

El Niño y La Niña son fenómenos opuestos. La Niña produce un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical.

Si El Niño aumenta el calor, La Niña ejerce un efecto transitorio de enfriamiento a escala mundial, que suele ser más intenso en el segundo año del episodio.

Pero “el calentamiento global a largo plazo, fruto del incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, es ahora mucho mayor que la variabilidad interanual de las temperaturas medias mundiales causada por los condicionantes climáticos de origen natural”, apuntó Taalas.

El lugar que cada año concreto ocupa en la clasificación global debe interpretarse desde una perspectiva a largo plazo, en especial porque las diferencias entre años específicos a veces son mínimas. Desde los años 80 del siglo pasado, cada nuevo decenio ha sido más cálido que el anterior, y se prevé que esa tendencia continúe.

Los registros superiores a un grado centígrado sobre los niveles de 1850-1900 hacen tambalear la meta fijada por más de 190 países en el Acuerdo de París de 2015, para que en 2050 la temperatura global no pase de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales, ni más de dos grados a finales de siglo.

La OMM recuerda que la temperatura es solo uno de los indicadores del cambio climático, a los que cabe añadir las concentraciones de gases de efecto invernadero, el contenido calorífico de los océanos, el pH (acidez) oceánico, el nivel medio del mar a escala mundial, la masa de los glaciares y la extensión del hielo marino.

Contra el cambio climático, adaptación

Decisiones inteligentes

Desde la coordinadora Gran Chaco Proadapt, que agrupa a instituciones que trabajan por la resiliencia, se promueven tres ejes de acción. El primero es la sistematización de datos, porque aumentar la resiliencia de las poblaciones y de sus sectores productivos, en primera instancia significa fortalecer la base existente de monitoreo climático y territorial de la región.

Prácticas adaptativas

El segundo, potenciar la innovación en prácticas adaptativas que tornen resilientes las cadenas de valor, porque la adaptación al cambio climático es un proceso social que requiere de la construcción conocimientos para evaluar y responder a los actuales y futuros impactos de un clima cambiante.

Coordinación institucional

El tercero, impulsar la planificación adaptativa y la movilización de inversiones públicas y privadas para acelerar las acciones que reduzcan los impactos climáticos en región, porque el desafío de la adaptación a escala del Gran Chaco, requiere planificación a nivel de los gobiernos locales y de las cadenas de valor.